Escrito el 13-06-2022 por Gemma Herrero Virto de Portugalete
Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, pero contigo no me ha pasado eso. Yo sabía que tenía el mejor perro del mundo: el más guapo, el más bueno, el más listo...
Me has enseñado lo que es el amor incondicional, el de verdad, el que no se acaba ni siquiera con la muerte.
Sé que si fuera por ti, te habrías quedado para siempre conmigo, que tu obsesión siempre fue estar a mí lado, cuidarme y asegurarte de que estaba bien. Yo he intentado toda la vida hacer lo mismo por ti, pero al final ya no he podido hacer más.
Incluso en la muerte has tratado de evitarme dolor. Te has ido rápido, sin dejar opción, sin que tuviera que tomar una decisión que me hiciera sentirme culpable. Incluso en la hora de tu muerte me has cuidado...
Ahora mi corazón está lleno de "Nunca más...": Nunca más voy a oír tus patitas siguiéndome a todas partes, nunca más voy a sentir tu hocico húmedo tocándome el codo mientras estoy en el ordenador para girarme y ver que me traes una pelota. Nunca más voy a ver tus enormes ojos marrones mirándome con ese amor...
Me duelen los ojos de todo lo que te estoy llorando y aún así siento que no hay lágrimas en el mundo para todo lo que mereces.
La casa está tan vacía sin ti y tan llena de cosas tuyas: tu cama, tus cuencos, tus juguetes... Y todas y cada una de esas cosas me hacen daño, pero no quiero librarme de ellas todavía. No va a servir de nada, porque nunca voy a olvidarme de ti. Ni quiero.
Has sido mi bebé, mi pequeño, el que me ha enseñado lo que es el amor incondicional y la lealtad absoluta, mi príncipe, mi guardián, mi caballero... Mi niño, mi chiquitín... Y lo vas a ser siempre.
No hay palabras para describir este dolor ni para despedirme de ti, así que esto es un hasta luego.
Espérame al otro lado. Mientras tanto, recuerda que tu mami te querrá siempre.